jueves, 27 de febrero de 2014

Contacto físico

Hoy me gustaría hablar sobre cómo es el carácter de la gente por estos lugares. La personalidad de los austriacos es muy similar a la de los alemanes por mucho que ellos lo nieguen. Son bastante fríos y distantes y no tienen tantos amigos como nosotros. De hecho, tienen dos o tres y el resto son "conocidos" o "compañeros" con los que quedan muy ocasionalmente.

Una consecuencia de esta manera de ser es la ausencia de contacto físico. Cuesta mucho ver muestras de afecto en público o simplemente que la gente hable abiertamente de sus sentimientos o simplemente los manifieste. Aquí parezco una loca con las hormonas revolucionadas porque sufro más de un estado de ánimo al día. Se nota en los ojos de la gente, te miran con una mezcla de diversión y curiosidad o agachan la cabeza porque se sienten incómodos.

Hasta ahora pensaba que a ellos les gusta ser así, que tal vez no deseen expresarse abiertamente. Sin embargo hoy me ha pasado algo muy curioso en la universidad. Estaba esperando al ascensor que me lleva al despacho de mi profesor (llegaba 20 minutos tarde porque primero se me escapó el tren y después el metro. Suma esos 17 minutos de retraso con los 3 que ya llevaba yo de casa y el resultado es un fracaso total en mi determinación de ser tan puntual como los vieneses)
y aparece una señora de unos 50 años llorando. Me ha llamado muchísimo la atención porque es la primera vez que veo a alguien llorar en este país que no sea yo. Le he preguntado si estaba bien o si necesitaba algo y me ha respondido que había estado un tiempo enferma pero que ahora estaba mejor.

Entonces entendí que no lloraba porque le doliera algo, sino porque probablemente se habría estado guardando sus sentimientos y había explotado. Decía que se le había metido algo en el ojo pero no era necesario tener un diploma en psicología para darse cuenta de que aquella mujer necesitaba un consuelo y no unas gotas para los ojos.

No sé quien era esa desconocida ni cuál era el problema que tenía, pero le dije que si quería darme un abrazo. No me preguntéis por qué, me salió sin más y pensé en ese momento que era lo correcto. Y a pesar de que en cualquier otra circunstancia aquella señora me habría mirado como si estuviera loca, me abrazó como si fuera mi madre o algo por el estilo.

No sé mucho de estos temas, pero no creo que la gente de aquí haga bien en ser tan reservada. Aquella mujer (a partir de ahora para mí será la desconocida de la planta tres) se bajó del ascensor con una sonrisa y puede que en cierto modo le ayudara un poco. Y me importa bien poco si la gente aquí cree que estoy loca o soy demasiado impulsiva porque cosas como la de hoy me demuestran que no he de cambiar quien soy.

4 comentarios:

  1. Es la entrada que has hecho que más me ha gustado :D

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  2. hermoso .. ame lo que escribistes !! sigue asi

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  3. hermoso .. ame lo que escribistes !! sigue asi

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  4. Yo he estado cuatro días en Viena, de turismo, y nunca me he sentido tan segundón y, en una ocasion, tan humillado y poco respetado cuando me echaron de muy malas maneras de un edificio monumental. No recuerdo en mi vida adulta nada parecido. Y he de decir que yo soy una persona tremendamente educada. No creo que vuelva.

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