Mi "running zone" |
Puede que penséis que es muy idílico y que es genial hacer unos kilómetros cada día por aquí. Probablemente pensaría lo mismo al ver las fotos, pero la realidad ha sido un poco distinta.
En invierno definía mi ruta en dos tramos bien diferenciados: zona urbana y zona monte. Ahora que es primavera, he tenido que hacer subdivisiones.
Zona urbana: Paso por delante de casas con jardín y terrazas donde siempre ves gente sentada con jarras de medio o un litro de cerveza. Te sientes un poco miserable por no tener una constitución que te permita estar en forma e hincharte a cerveza como esa gente. Además muchos tramos de la acera son adoquines, que quedan muy bien pero es un asco para las rodillas y encima si estás cansada has de vigilar que no te tropieces. Ya no menciono el combo tacones + adoquines, porque no lo experimento cuando corro.
Zona boscosa: Antes era una zona única. Ahora son varias.
Zona acuática: Lo que antes era un agradable paseo junto a una riera ahora se ha convertido en un paseo con una cortina de mosquitos, los cuales parecen tener fijación en meterse en los ojos o por el milímetro de la apertura de tu boca que utilizas para expulsar el aire.
En invierno definía mi ruta en dos tramos bien diferenciados: zona urbana y zona monte. Ahora que es primavera, he tenido que hacer subdivisiones.
Zona urbana: Paso por delante de casas con jardín y terrazas donde siempre ves gente sentada con jarras de medio o un litro de cerveza. Te sientes un poco miserable por no tener una constitución que te permita estar en forma e hincharte a cerveza como esa gente. Además muchos tramos de la acera son adoquines, que quedan muy bien pero es un asco para las rodillas y encima si estás cansada has de vigilar que no te tropieces. Ya no menciono el combo tacones + adoquines, porque no lo experimento cuando corro.
Zona boscosa: Antes era una zona única. Ahora son varias.
Zona acuática: Lo que antes era un agradable paseo junto a una riera ahora se ha convertido en un paseo con una cortina de mosquitos, los cuales parecen tener fijación en meterse en los ojos o por el milímetro de la apertura de tu boca que utilizas para expulsar el aire.
Zona morcillas: Hay orugas que cuelgan de hilos invisibles cual arañas enmedio del camino. Como morcillas. Me he acordado de Sílvia y de cómo odia las procesionarias (éstas son más pequeñas, pero no dejan de ser asquerosas orugas que además acaban por todo tu cuerpo). Lo bueno de que se te queden enganchadas es que de repente se te quita el cansancio y pegas unos botes que parece que llevas corriendo 5m y no 5km. Además, puedes agitar los brazos como una loca porque nadie te ve. Lo malo es que no puedes gritar "¡quítamela, quítamela, quítamela!". Bueno, como poder puedes, pero nadie va a escuchar tus gritos urbanitas de auxilio.
Zona babosas: No sé por qué, en unos 100m de tramo hay muchas babosas por el suelo que has de sortear cual campo de minas para que no las lleves enganchadas a casa. No creo que a las alfombras persas les quede bien sus restos.
Zona flores: Parece una zona buena, pero no lo es. Para empezar, apesta. Es un olor penetrante, dulzón y rancio al mismo tiempo. Y por si fuera poco hay avispas malignas que disfrutan persiguiéndote. Eso sí, también se me quita el cansancio de golpe.