lunes, 21 de abril de 2014

Pascua

Me gusta mucho cómo se vive la Pascua en los países anglosajones. Creo que cuando eres un niño te lo has de pasar en grande pintando huevos y buscando dónde el conejito de Pascua puede haberlos escondido.

Y como no podía ser de otra manera, mi día de ayer comenzó buscando una cesta con huevos y chocolate por el jardín. La madre de Christoph es muy fan de buscar rincones imposibles cada año (tengo la teoría que se lo pasa mejor ella que sus hijos escondiéndolos y riéndose mientras los buscamos) y yo fui la primera en encontrar el premio. Estaba tapado en un hueco de un muro de piedra.

Si algún día tengo hijos con alguien no-anglosajón creo que
celebraré ésto de todos modos. ¡Es genial!

 Después tuvimos comida familiar, donde no me quedó otra opción que comer tres postres. (¿He dicho ya que esta gente me está cebando de mala manera y que tendré que pasarme medio año comiendo lechuga?) La comida tradicional de aquí por estas fechas es un plato cuyo nombre no recuerdo pero es cordero rebozado con limón y mermelada y un "pastel" que es pan de leche con un huevo cocido enmedio.

Por la noche tuvimos baile tradicional. He de decir que ha sido de las experiencias más extrañas que he vivido desde que estoy aquí porque era una mezcla entre discoteca, carpa de fiestas de pueblo y tradición tirolesa.

De las 50 fotos que me han hecho, me han pasado
la que tengo los ojos cerrados. ¡Bien!

Para comenzar, todo el mundo (repito, TODO EL MUNDO) iba vestido de tirolés. Las chicas jóvenes se las apañaban para ir con tacones, enseñar más pechuga y llevar la falda más corta, lo cual le daba un toque muy porno-festivo al conjunto.

Además había un grupo bastante popular en el Tirol que daba un concierto. Eran tres señores tocando música tradicional, que desde fuera sonaba a folklore para niños con bailes muy estúpidos y canciones antinaturalmente alegres que todo el mundo cantaba y bailaba como si no hubiera mañana. Pero en una carpa estilo fiestas de pueblo canis (supongo que la inmensa mayoría de allí eran una versión guiri de canis) con luces de discoteca. En serio, luces de colores con acordeones. Muy extraño.

Pero es que en los descansos de la banda había música que todavía pegaba menos, porque en vez de seguir con el estilo Heidi, te ponían Avicii y temas dance o hause de ese tipo. Hasta sonó el "dale mamasita con su tacatá", que por cierto, cada vez que escucho esa canción me acuerdo de mi hermano.

¿Quién ha dicho que no puedo ser una
choni-tirolesa? ¡Fotos en el baño poniendo
morritos!

No me malinterpretéis, me lo pasé en grande. Era todo muy raro, pero en un sentido positivo: diferente a la vez que divertido. Y como a partir de media noche ya era mi cumpleaños, pues contó como celebración. ¿A alguien se le ocurre una manera más divertida y original de celebrar este día? ¡Es muy guay!

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