Puede que os preguntéis qué he estado haciendo estos días, ya que desde el miércoles no he dado señales de vida.
Pues bien, el jueves estuve trabajando desde el ordenador y como no es muy interesante, no dije nada al respecto.
El sábado se organizaba en Kössen (pueblo perdido en el Tirol de donde Christoph es originario) un torneo de taekwondo. Por ese motivo me pasé gran parte del viernes montando el tinglado en el centro deportivo del pueblo (que para ser un sitio de 4000 habitantes está super bien, por cierto).
Christoph trabajaba de árbitro, la hermana y la madre eran los médicos y yo vendía cosas con Marco (hermano de Magdalena, mencionados en otros posts de esta semana).
He aprendido muchísimo sobre taekwondo. Para empezar, me parece un estilo de lucha mucho más inofensivo que otros que he practicado. Sin embargo creo que es bastante divertido si quieres hacer artes marciales sin preocuparte de tener lesiones importantes, ya que los puños están prohibidos y casi todas las patadas van a parar al tronco. Creo que es perfecto para los niños.
Lo curioso es que había competidores de Navarra, que por cierto, eran muy buenos y ganaron. Era muy gracioso porque a los tiroleses les hacía mucha ilusión hablar con ellos y juntarles conmigo constantemente. Había muchos participantes de otras nacionalidades, pero no vi que les invitaran a tomar algo como a los españoles, ni que vinieran a explicarme lo que hablaban con ellos.
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