jueves, 27 de febrero de 2014

Contacto físico

Hoy me gustaría hablar sobre cómo es el carácter de la gente por estos lugares. La personalidad de los austriacos es muy similar a la de los alemanes por mucho que ellos lo nieguen. Son bastante fríos y distantes y no tienen tantos amigos como nosotros. De hecho, tienen dos o tres y el resto son "conocidos" o "compañeros" con los que quedan muy ocasionalmente.

Una consecuencia de esta manera de ser es la ausencia de contacto físico. Cuesta mucho ver muestras de afecto en público o simplemente que la gente hable abiertamente de sus sentimientos o simplemente los manifieste. Aquí parezco una loca con las hormonas revolucionadas porque sufro más de un estado de ánimo al día. Se nota en los ojos de la gente, te miran con una mezcla de diversión y curiosidad o agachan la cabeza porque se sienten incómodos.

Hasta ahora pensaba que a ellos les gusta ser así, que tal vez no deseen expresarse abiertamente. Sin embargo hoy me ha pasado algo muy curioso en la universidad. Estaba esperando al ascensor que me lleva al despacho de mi profesor (llegaba 20 minutos tarde porque primero se me escapó el tren y después el metro. Suma esos 17 minutos de retraso con los 3 que ya llevaba yo de casa y el resultado es un fracaso total en mi determinación de ser tan puntual como los vieneses)
y aparece una señora de unos 50 años llorando. Me ha llamado muchísimo la atención porque es la primera vez que veo a alguien llorar en este país que no sea yo. Le he preguntado si estaba bien o si necesitaba algo y me ha respondido que había estado un tiempo enferma pero que ahora estaba mejor.

Entonces entendí que no lloraba porque le doliera algo, sino porque probablemente se habría estado guardando sus sentimientos y había explotado. Decía que se le había metido algo en el ojo pero no era necesario tener un diploma en psicología para darse cuenta de que aquella mujer necesitaba un consuelo y no unas gotas para los ojos.

No sé quien era esa desconocida ni cuál era el problema que tenía, pero le dije que si quería darme un abrazo. No me preguntéis por qué, me salió sin más y pensé en ese momento que era lo correcto. Y a pesar de que en cualquier otra circunstancia aquella señora me habría mirado como si estuviera loca, me abrazó como si fuera mi madre o algo por el estilo.

No sé mucho de estos temas, pero no creo que la gente de aquí haga bien en ser tan reservada. Aquella mujer (a partir de ahora para mí será la desconocida de la planta tres) se bajó del ascensor con una sonrisa y puede que en cierto modo le ayudara un poco. Y me importa bien poco si la gente aquí cree que estoy loca o soy demasiado impulsiva porque cosas como la de hoy me demuestran que no he de cambiar quien soy.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Mañanas improductivas

Como la coordinadora de aquí está de vacaciones y los otros dos profesores que han de trabajar conmigo están algo liados lo único que hago es leer artículos y dar paseos a la Universidad en vano. Lo bueno es que paso por delante de edificios que no están mal, como esta iglesia.

Hoy habría dado un paseo, pero no hace muy buen día.

 La verdad es que tengo ganas de hacer algo un poco más práctico.

El edificio principal de la Universidad. Está situado en un parque.

martes, 25 de febrero de 2014

Vecinos adorables

En el rellano tenemos como vecinos a una pareja de ancianos. Creo que a veces se sienten un poco solos porque ya no tienen tanta energía como para hacer muchas actividades fuera, por lo que parece que les gusta recibir visitas. 

La segunda noche que estuve aquí me invitaron a cenar. Hoy les he llamado al timbre para ver qué tal estaban y me han invitado a tomar un café con un trozo de pastel. Creo que les ha alegrado mucho tenerme una hora revoloteando por su casa y parecían muy motivamos corrigiendo mi alemán.

Cabe destacar que como aquí el agua del grifo no sabe a cloro y la leche sabe a leche de verdad, un café de la Nespresso de aquí está a años luz del que tomo en casa. Y es que puede que la fruta y las hortalizas aquí sean carísimas y sepan sólo a agua, pero hay que admitir que en lácteos nos dan veinte vueltas. 

Y en pasteles, claro.

lunes, 24 de febrero de 2014

Transporte público

No tengo quejas acerca del transporte público en Viena. Aquí hay una red de trenes, metros, ferrocarriles y buses muy buena; hasta ahora no he tenido problemas de malas combinaciones a pesar de vivir tirando a las afueras.

Hay cinco líneas de metro, 29 de tranvías y 90 de bus (de los cuales 24 son nocturnos). El horario es de 5 a.m. a 0:30 a.m. y viernes y sábados está abierto toda la noche. La frecuencia es muy buena, pero lo mejor de todo es el precio.

Si compras un billete sencillo te cuesta 2,10. Un precio similar al de Barcelona (pero no hay que olvidar que aquí los sueldos son sustancialmente más altos). Hay varias tarifas diarias o semanales que para turistas están bastante bien y de precio salen muy rentables. Sin embargo, lo interesante es lo que te cuesta cuando vives aquí.

Viajes ilimitados un mes: 47€ (Tmes en Barcelona: 52.75€)
Viajes ilimitados un año: 365€ (4 Ttrimestre en Barcelona: 142*4 = 568€)
Si eres estudiante, por semestre pagas 75€ o 150€ en función de si estás empadronado o no aquí. (2 Tjoves en Barcelona a 105€ cada una = 210€)

Y mejor no comparo con Madrid, que la frecuencia es un asco y los precios aún más elevados.

Lo curioso del metro es que, excepto por el centro de la
ciudad, no es subterráneo. Para ir a la Universidad tengo
vistas al río en vez de túneles oscuros.

domingo, 23 de febrero de 2014

Schwedenbomben

Los Schwedenbomben son unos dulces que me gustan mucho y además son perfectos para acompañarlos con un café a media tarde. Están compuestos de una cobertura de chocolate (a veces incluye coco rallado), rellenos de merengue y con una base de barquillo. 

Provienen de Alemania y por lo visto la empresa que los comercializa en Austria estuvo a punto de cerrar hace pocos años. La gente los compró masivamente en cuanto se enteraron de la noticia e incluso llegaron a agotarse.

Pueden encontrarse en cualquier supermercado y están muy buenos. Para mi gusto, el merengue debería ser menos dulce y el chocolate aún más amargo. Pero bueno, es que yo soy muy chocolatera.

A mi madre y a mi hermano les encantan

sábado, 22 de febrero de 2014

Último fin de semana de libertad total

El lunes ya empiezo a ir a la Universidad, así que estoy disfrutando mi último fin de semana de libertad (sin obligaciones y sin cuñadas). Además, ha venido un amigo de Christoph del Tirol, Stefan, que de todos sus amigos es el más divertido y fiestero.

Por lo visto a esta gente le gusta ir a "sports bars", donde hay muchos tipos de cerveza, la comida está buena y televisan partidos de rugby o de fútbol americano. Anoche fuimos a uno de ellos y resultó que la camarera era de Barcelona y estuvimos un rato hablando en catalán. También me acordé mucho de Carlos porque miré el partido completo de rugby Gales vs Francia y pensé que a él le encantaría estar con nosotros.

Hace dos días fuimos a otro bar de ese estilo que está regentado por un Australiano. Lo bueno de estos bares es que se habla mucho inglés, la música es buena y hay muy buen ambiente. En este en concreto podías pedir una jarra de 2L de cerveza australiana que resultó estar mejor que la de aquí (al menos para mi gusto) aunque ni Christoph ni sus amigos sabían servirla. Al final tuve que decir el clásico "Dejadme a mí que vosotros no sabéis".

Desde luego, para camarero el muchacho no vale

viernes, 21 de febrero de 2014

Calles y distritos

¿Alguna vez os ha pasado que al caminar por la calle no sabéis dónde estáis exactamente? Antes de que los móviles tuvieran la app de google maps tenías que caminar hasta la siguiente esquina (y en según que calle te llevaba algunos minutos) para darte cuenta de que no hay ningún letrero y tal vez has de caminar otra más. Siempre me ha dado bastante rabia y pensaba: "¿No podrían poner más carteles que indiquen el nombre de la calle?"

Pues bien, ésto en Viena no pasa. Y es que aquí son bastante prácticos y tienen un sistema que hace que me pregunte por qué en Barcelona no se podría hacer lo mismo.

Para comenzar, en Viena los barrios se llaman distritos. Además del nombre, cada barrio tiene un número lo cual es genial para los guiris como yo. 

Mapa de Viena por distritos
Hay un total de 23 distritos. Yo vivo en el número 19, Döbling. El 1 es la parte antigua de la ciudad y en el 11 está el palacio de Schönbrunn (el de Sisi). La Universidad la tengo en el 4. No os diré lo que hay en todos porque para ampliar información podéis encontrarlo todo fácilmente en la wikipedia y otras webs.

Pero lo realmente interesante aquí no sólo es que los barrios tengan un número asignado, sino que delante del nombre de cada calle encuentras el número del distrito. De este modo, siempre sabes en qué parte de la ciudad te encuentras.

Distrito 9. En éste está la residencia de Sigmund Freud.

Aquí vive poca gente pero hay muchas cosas por visitar.

En mi barrio hay muchos restaurantes con terraza
donde te sirven vino hecho por ellos

Y por si fuera poco, en cada portal encuentras el nombre de la calle junto con el número de la puerta. Por lo tanto, ni siquiera es necesario que camines hasta la esquina para saber el nombre de la calle. ¡Es fantástico!

Mamá, llevo la boina y la bufanda que me hiciste
En Viena el nombre de la calle aparece en cada esquina o cruce sin excepción. A no ser que seas ciego o no te conozcas en absoluto la ciudad es bastante complicado perderse.

jueves, 20 de febrero de 2014

Burocracia

Ayer decidí que ya iba siendo hora de hacer algo útil. Escribí a mi tutora para decirle que he llegado y di señales de vida a la Universidad.

La burocracia es un aburrimiento. En España, en Austria y probablemente en cualquier otro país. Hasta ahora algunos trámites los había hecho mi madre por mí o por lo menos me había dado indicaciones sobre qué debía hacer, pero como ni soy ya una niña ni mi mami está en Viena he de buscarme la vida yo sola.

Ayer fui a registrarme en la Universidad en la "Studien und Prüfungsabteilung". Hoy he imprimido el "Meldezettel" y lo he llevado a la "Magistratische Bezirksamt". Y como me quedaré más de tres meses tendré que conseguir una "Aufenthaltsbescheinigung". Por lo tanto, me he pasado buena parte del día paseándome de un lado al otro por el barrio pero no me importaba porque hacía un día fantástico.

Hoy parecía que estaba en Barcelona.

En mi barrio hay diversa fauna en función de la hora del día. Por la mañana suele haber:

- Señoras muy arregladas con abrigos de bisón.
- Señoras aún mayores que las anteriores acompañadas o empujadas por otra persona. Generalmente inmigrante.
- Amas de casa, generalmente paseando un perro de raza, que luchan contra los efectos de la gravedad y el tiempo.
- Señores mayores con gorra y bastones de "Nordic walk". Tengo la teoría de que algunos son los maridos del primer grupo de señoras, pero ellas no quieren que les vean acompañadas si no van estéticamente a la par.
- Empleados diversos (repartidores, transportistas, jardineros, señoras de la limpieza, etc.)
- Inmigrantes de Europa del Este en la puerta del supermercado. Generalmente pidiendo monedas a cambio de un periódico o de una ayudita para cargar la compra en el coche.
- Yo. Generalmente sudorosa con ropa del Decathlon. Que por cierto, aquí ni hay Decathlon ni se estila lo de correr con ropa fosforescente.

En cambio por la tarde abundan:

- Señores de traje y corbata. Generalmente los propietarios de los diversos Audis, BMVs y Mercedes de la zona. Creo que son los maridos de las amas de casa aburridas.
- Niños o adolescentes con mochila.
- Ancianos en pareja. No sé por qué suelen pasear juntos por la tarde y no por la mañana.
- Empleados diversos que vuelven a casa.
- Yo. Esta vez con ropa normal.

Lo cierto es que el barrio es bastante simpático y no me imaginaba a mí misma viviendo en la zona cara de una ciudad. No os voy a engañar, me encanta. Es tranquilo pero al mismo tiempo estás en el centro en 20 o 30 min. Así que ya puedo ponerme a trabajar duro si en un futuro quiero seguir manteniendo este ritmo de vida.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Warning: dos horas de vuestro tiempo me lo agradecerán


El cartel de la película en cuestión
Mi intención al comenzar este blog no era hacer reseñas o críticas sobre cine. Sin embargo mi conciencia no se queda tranquila sin que os diga: "No miréis Thor 2, es un truño impresionante".

Antes de nada, os pongo en situación: A pesar de ser una Erasmus no estoy saliendo apenas. No sé si es porque me estoy haciendo mayor, si es el frío, las pocas ganas de gastar dinero o todo a la vez. Por lo tanto prácticamente cada noche miro una peli con Christoph en inglés. El problema es que no siempre coincidimos en gustos, y muchas de las películas buenas que me apetece ver él ya las ha visto anteriormente. Esto quiere decir que a veces he de ceder y ver algo comercial que no me apetece demasiado.
Anoche vimos la segunda parte de Thor. No es que tenga nada en contra de las pelis sobre super héroes, basadas en cómics o fantásticas. Estoy en contra de las películas malas.

Como uno de los personajes principales estaba interpretado por Natalie Portman y ésta es una actriz que me gusta mucho, a priori pensé que  tampoco estaría tan mal. Después de todo, la oscarizada en cuestión suele hacer papeles en largometrajes buenos o, por lo menos, decentes. He llegado a la conclusión de que la manutención de su hijo la ha dejado en una situación desesperada y que la maternidad le ha vetado aparecer en películas que valgan la pena.

Que no os engañen para verla

Os lo digo desde el corazón, no perdáis dos horas de vuestro tiempo viendo ésto. Tengo tantas cosas negativas que decir acerca de Thor 2 que podría pasarme la tarde entera escribiendo.

Para empezar, no es creíble que el vikingazo de turno tenga esa pinta tan homosexual. Parece más un modelo para un anuncio de champú que un Dios-guerrero-superhéroe. Eso sí, cumple el estereotipo de tío cachas no muy inteligente. Mi padre diría que es un asiduo del DIR del gayxample.

Lo mejor de la peli: los abdominales de Thor

Los demás personajes no me parece que hagan buenos papeles y el guión no hay por dónde cogerlo. Había muchos chistes en los que pensaba "vale, aquí debería reírme o algo por el estilo". Pero era incapaz.

No culpo a ésos aliens (o lo que fueran) por pretender aniquilar nuestra especie. Hasta a mí me dan ganas de que se extinga la raza humana con semejantes bodrios que creamos para entretenernos.

Y por si fuera poco, es larga. Una hora y media aún se podría aguantar, ¿pero dos? ¿Es necesario? Al menos el rubiales gay podría salir más de tres segundos sin camiseta y se haría más ameno.

El único personaje que me ha gustado es el de Loki, el hermano de Thor. Y es que es un borde traicionero bastante avispado. No le culpo por querer fastidiar a todo el mundo, estar rodeado de idiotas pone de mal humor a cualquiera y de verdad espero que consiga su propósito de gobernarles. No les podría pasar nada mejor que ser liderados por este tipo, es con diferencia el más apropiado para ser líder aunque tal vez sea un poco tirano.

El mejor personaje de todos

Dicho ésto, voy a buscar una película para hoy que se deje ver. Creo que no le dejaré a Christoph escogerla durante un largo tiempo. Éso sí, le perdono porque ha ido a comprarme la merienda a una pastelería.

Sí, mamá. Es chocolate negro relleno
de crema de castañas.


martes, 18 de febrero de 2014

Let's party!

Lo primero que uno podría pensar cuando se imagina a los Erasmus son las fiestas. Cuando el río suena, agua lleva. Si bien es cierto que hay algunos que se quedan en casa, la mayoría de los Erasmus aprovechan la enorme cantidad de descuentos que se nos ofrece por ser guiris para salir en plan low cost.

Tras una semana como ama de casa he aprovechado el factor "llegada de la cuñada" para desaparecer durante gran parte de la tarde y de la noche de ayer. De todos modos ya iba tocando quedar con mis compañeros de la UPC, por lo que no pude aprovechar mejor la coyuntura.
Foto con Xavi y Xesc

Por lo tanto, quedé con Miquel, Xavi y Xesc para beber algo por la ciudad. Después cené en su residencia (que por cierto, está muy muy bien) y por último fuimos a un club llamado Ride que me pilla bastante cerca de casa.

Lo bueno de quedar con gente de tu país es que no te sientes sola. Además, todas las cosas que te tachan de guiri ellos también las hacen, por lo que no te sientes como un pulpo en un garaje (si un caso, éramos cuatro pulpos). Esto implica cruzar semáforos en rojo, o no pagar siempre en el transporte público, hablar algunos decibelios por encima de los de tu alrededor, no dejar propina...

Como se puede ver, lo de salir no lo
planifiqué. Voy muy abrigada
Aquí la gente bebe nonstop, y no es porque tengan más saque sino porque todas las bebidas están más aguadas. Para tu cuerpo es mucho mejor, para tu bolsillo es una estafa.

Otro factor muy interesante es que determinados estilos musicales de los que huía como la peste en Barcelona aquí te sorprendes cantando a pleno pulmón. ¿Me imaginais berreando "No es amooooooor... lo que tu sienteeeees... se llama obsesióóóóón..."? Pues ahora lo podéis visualizar. Y es que después de una o dos horas de música de negros, no sé si es que yo no siento el flow, pero el electro latino hasta se llega a agradecer. 

Los tillates te hacen toneladas de fotos sin que les persigas. Y
al día siguiente a las 9 de la mañana está todo colgado en internet.
Y es que en el norte puedes salir de fiesta, darlo todo, y volver a casa a las doce. Esta mañana me he despertado a las ocho y me siento totalmente descansada. Me he acordado mucho de mi hermano porque aquí podría haber bailado cuatro horas el "tacatá" y el "bara bara bere bere" sin tener que pedir demasiado a mis padres.

Conocí a mucha gente. Solo recuerdo el nombre de uno o dos.


domingo, 16 de febrero de 2014

Krapfen

Cuando uno piensa en dulces de aquí, automáticamente te viene a la cabeza diferentes variantes de pasteles de chocolate y manzana. Lo cierto es que la cantidad de postres típicos es ingente, y muchos de ellos no tienen nada que ver con la idea que tenemos preconcebida.

Hoy voy a hablar de los Krapfen. Son unos bollos rellenos típicamente de mermelada de albaricoque, aunque también los hay de crema de vainilla y otras mermeladas. 
 
Ayer por la tarde merendé uno
Los Krapfen son típicos de esta época del año. He buscado por internet de dónde proviene la tradición que relaciona estos dulces con el Carnaval pero no la he encontrado. Lo que sí he descubierto es que hay una broma clásica que consiste en rellenar algunos bollos de mostaza, mezclarlos con los normales y ofrecerlos a los invitados.

Su sabor es bastante similar al de un donut relleno de mermelada. Y punto. Si doy mi más honesta opinión, me parecen bastante sobrevalorados y no son nada del otro mundo. 

Si os interesa obtener la receta traducida, haced click aquí.


viernes, 14 de febrero de 2014

¿Quién va a merendar ahora conmigo?

Como buena guiri que soy aprovecho la mínima ocasión que se me presenta para defender a capa y espada la gastronomía peninsular y además me he reservado un rinconcito en la maleta para meter productos que son escasos en tierras germánicas. Esto quiere decir que mi nevera tiene un cajón reservado para el jamón serrano, el lomo ibérico y los chorizos de León.

Ayer cené verdura con chorizo hervido, patata, huevo duro y de entrante pan con tomate, aceite y embutido. Estaba preparando la mesa y cuando entré nuevamente a la cocina para sacar lo que tenía en la cazuela mi cerebro me jugó una mala pasada. Y es que no me había percatado hasta ahora, pero ese olor me recuerda enormemente a Galicia y a mi abuela.

Hoy hace justo un mes que mi abuela falleció, y anoche mientras estaba en la cocina cerré los ojos y os puedo asegurar que sentía que iba a escuchar su voz en cualquier momento. 

Mi abuela no era de esas personas que les gustaba llamar la atención. Tampoco era demasiado chismosa ni se metía en la vida de los demás a no ser que fueras de la familia. Porque para ella la familia era lo más importante y se preocupaba tantísimo por nosotros que había días en los que me daba la sensación que vivía más nuestra vida que la suya propia.

Un día de carnaval hace muchos años.
Los de la foto somos mi hermano y yo.

Durante este último mes me han pasado cosas muy buenas, y me entristece enormemente no haber podido compartirlas con ella. Hasta que estuvo ingresada en el hospital, cada fin de semana encontraba un hueco para irme a merendar con ella aunque eso implicara no ver a ningún amigo en todo el fin de semana. Y es que lo más duro del último mes ha sido encontrar algo que hacer el sábado por la tarde.

Las dos en Galicia.

Lo peor de este tipo de pérdidas es que te das cuenta de que esa persona no va a volver. Puedes pelearte con alguien, cortar una relación, sentirte traicionada... y con todo eso, puedes encontrar un lugar en tu corazón para perdonar a esa persona y volver a pasar tiempo con ella, aunque las cosas ya no sean igual. 

Foto del día de la boda de mis padres.
Parece incluso mayor que en alguna de las
fotos posteriores.
Sin embargo ella ya no está, ni tampoco volverá. No estará el día de mi boda, ni conocerá a mis hijos. No verá cómo me va en mi primer trabajo como ingeniera, ni podré regalarle cosas bonitas con mi sueldo como ella hacía conmigo. 

Una de mis motivaciones para sacarme el carnet de conducir era poder llevarla sitios chulos que no estuvieran por el barrio. Hacía un tiempo que se cansaba demasiado si tenía que caminar mucho y no os podeis imaginar cuántas ganas tenía de volver a ir con ella al centro o a la playa.
Siempre sabía encontrar la felicidad en
los pequeños detalles de la vida.
Recuerdo un día que estabamos las dos merendando a principios de otoño. Me miró muy seriamente y me dijo: "¿Qué voy a hacer sin ti cuando te vayas medio año a Viena?" Le sonreí y le respondí: "No te preocupes. Hablaremos por internet y me verás en vídeo. Sólo estaré a dos horas de vuelo y podré venir a visitarte". No parecía del todo convencida, pero pareció que le daba una especie de consuelo. 

Esa cosa con cara de pan soy yo.

Mi pregunta para ella ahora es: "¿Qué voy a hacer sin ti los sábados por la tarde?"

Te echo de menos, yaya.

jueves, 13 de febrero de 2014

Un día cualquiera

Hasta ahora ha habido algunas personas que me han preguntado cómo me va todo por aquí. Esta semana es una excepción porque he decidido tomarme unas bien merecidas mini vacaciones, así que en breves haré algo útil con mi vida. Pero de momento he establecido una rutina de ama de casa que me encanta, y voy a compartir con vosotros cómo es un día cualquiera de mi vida:

7-11 a.m.:

Me despierto, desayuno con Christoph y vagueo en la cama. El tiempo de vagueo puede oscilar entre una o tres horas en función del clima y mis ganas de hacer algo. Él suele irse a la universidad sobre las 8:30 o 9 a más tardar. A esa hora vuelvo a la cama, cojo mi chal y me pongo a ver Mujeres Desesperadas. Éste es el momento del día en el que más me acuerdo de mi madre porque mientras ella estaba de baja intentaba sacar un rato cada día para sentarme a tejer con ella en el sofá y mirar esa serie... Y por otro lado porque sé que si estuviera en mi lugar, haría exactamente lo mismo y lo disfrutaría todavía más que yo.

Ahora cada vuelta me lleva media hora


11 a.m. - 2 p.m.:

Cuando ya he holgazaneado lo suficiente, voy al supermercado. Me encanta ir al super aquí porque cada día encuentras algo que te sorprende. Por ejemplo, aquí lo primero que te encuentras al entrar a cualquier supermercado es la parte de frutas, verduras y hortalizas. Como buena guiri que soy, a la mínima oportunidad que se me presenta me quejo sobre el precio de los productos que para mí son básicos.

Una piña de tamaño moderado: 2.49 €

En estos momentos agradecería ser guiri
y prescindir del aceite de oliva.
Después de mi excursión al supermercado, me voy a correr un rato. El bosque no esta muy lejos de donde vivo, así que cuando el clima acompaña subo corriendo, me doy un paseo de una hora por el bosque y luego bajo corriendo otra vez. Todo esto me lleva entre una y dos horas y media en función de mi motivación y es el momento del día en el que más me acuerdo de mi padre porque sé que él haría lo mismo.

Aunque viva en una capital, soy afortunada
de tener ésto al lado de casa

Por el bosque no suelo correr porque hay barro,
hielo, nieve y pendientes que ponen
a prueba mi cardio

Al llegar a casa me recompenso con un baño de burbujas y una comida bien completa a base de carne, verduras y fruta.

2 - 5 p.m.:

Christoph suele llegar a casa en algún punto de esta franja horaria. Aquí aprovecho para dar un paseo por el barrio para conocerlo mejor. 

Mi barrio es muy tranquilo y el aire está muy limpio.

Aunque no lo parezca, hay bastantes tiendas y
sitios donde tomar algo por la zona.

Cuando voy sola suelo estar fuera unas dos horas. Si viene Christoph conmigo refunfuña al cabo de veinte minutos, pero al menos tengo café y pastel.

Hoy venía Christoph. Nos hemos tomado un capuccino y un
trozo de pastel de manzana. También hemos empezado a
organizar nuestro viaje por Escandinavia.

5 - 12 p.m.:

Suelo preparar algo elaborado para cenar y después jugamos un rato juntos al ordenador o miramos una peli. Christoph se va a dormir a las diez, y yo me suelo quedar despierta navegando por internet.








miércoles, 12 de febrero de 2014

Dos y don'ts en un restaurante

Anoche fui a cenar con Christoph y sus vecinos a un restaurante. Quien dice cenar dice merendar porque eran las seis de la tarde. Esta vez no voy a poner fotos porque no quería empezar a sacarlas con el móvil a todos nuestros platos delante de la pareja de ancianos, pero que no cunda el pánico: no será la última vez que hable de comida por aquí.

Cada país tiene su protocolo cuando comes en público, y por eso he hecho una pequeña recopilación de cosas que debes y no debes hacer cuando vas a un restaurante en Austria. De este modo, evitareis quedar como unos guiris tal y como me sucedió a mí al principio.




           Dos:

  •  Dejar propina. Es un clásico, subes más allá de los Pirineos y te encuentras con la noble costumbre de premiar el trabajo de los camareros. Nunca he sido partidaria de dejar propina por la misma razón que no se la dejo a la cajera del supermercado o a la dependienta de la tienda de ropa. No me han hecho ningún favor extra, sólo cumplen con su trabajo y me da igual parecer tacaña. Sólo dejo propina en el caso excepcional de que sean increíblemente agradables o hagan algo por mí que no era necesario. Eso sí, si no queréis quedar como unos pobretones sureños más os vale redondear a la siguiente decena. 
  • Prescindir de la sobremesa. No importa si es una comida familiar, entre amigos o de negocios. Cuando acabes de comer te largas. Si quieres apurarlo, tómate un café de diez minutos mientras te traen la cuenta pero olvídate de quedarte sentado hablando una hora. En mi familia tenemos la sana costumbre de acabar de comer a las cinco o las seis de la tarde si estamos reunidos, pero aquí todo ha finalizado antes de que en Barcelona tengamos la comida hecha.
  • Agradecer el uso de las servilletas. Parece increíble, pero una de las cosas que más me ha llamado la atención es que no usan servilletas salvo cuando tienen invitados y quieren quedar bien o cuando comen fuera. Se ve que aquí las madres no deben decir a sus hijos aquello de “límpiate la boca antes y después de beber” y por eso agradezco enormemente el no tener que preocuparme por el estado de mi vaso al llegar al postre.
  •  Pedir algo aleatoriamente. ¿La carta está en alemán y no sabes lo que estás pidiendo? No hay problema puesto que, salvo que hayas pedido entrantes, tienes un 90% de posibilidades de haber pedido carne con patatas. Y además, esa carne será de origen vacuno o porcino.



    Don'ts
  • Llamar al camarero. Olvídate. Por mi educado que pretendas ser, no lo hagas. Levantar una mano, o decir “perdona” equivaldría en España a silbar como si se trataran de perros. El modus operandi implica establecer contacto visual hasta que se percatan de que les estás mirando, y entonces vendrán a ti. Es una táctica similar a la de ligar en una discoteca si eres demasiado tímido como para dar el primer paso.

  • Pedir fruta de postre. La mayoría es importada de Dios sabe dónde y está malísima. El precio es muy elevado para algo tan insípido y con la ingente variedad de pasteles que tienen deberías optar por esta última opción.
  • Escandalizarse al ver que mezclan agua con vino. Como si su vino no estuviera lo suficientemente suave, le añaden agua con gas. Primero te parecerá un sacrilegio, pero al cabo de un tiempo te darás cuenta que sus vinos tampoco son nada del otro mundo y te dolerá menos. Eso sí, acostúmbrate a que por aquí el vino blanco pega con todo… y sobre todo no cometas el error de pedir vino tinto para la carne con patatas porque tendrás pocas posibilidades de que éste sea decente.

  •  No especificar que para ti el agua natural es sin gas. Por defecto, el agua viene con gas. Si la quieres sin gas te mirarán con cara rara. Imagino que esto sucede porque aquí puedes beber “a morro” del grifo y el agua sabe bien. Ni punto de comparación con el batido de cloro que sufres en Hospitalet.