martes, 18 de febrero de 2014

Let's party!

Lo primero que uno podría pensar cuando se imagina a los Erasmus son las fiestas. Cuando el río suena, agua lleva. Si bien es cierto que hay algunos que se quedan en casa, la mayoría de los Erasmus aprovechan la enorme cantidad de descuentos que se nos ofrece por ser guiris para salir en plan low cost.

Tras una semana como ama de casa he aprovechado el factor "llegada de la cuñada" para desaparecer durante gran parte de la tarde y de la noche de ayer. De todos modos ya iba tocando quedar con mis compañeros de la UPC, por lo que no pude aprovechar mejor la coyuntura.
Foto con Xavi y Xesc

Por lo tanto, quedé con Miquel, Xavi y Xesc para beber algo por la ciudad. Después cené en su residencia (que por cierto, está muy muy bien) y por último fuimos a un club llamado Ride que me pilla bastante cerca de casa.

Lo bueno de quedar con gente de tu país es que no te sientes sola. Además, todas las cosas que te tachan de guiri ellos también las hacen, por lo que no te sientes como un pulpo en un garaje (si un caso, éramos cuatro pulpos). Esto implica cruzar semáforos en rojo, o no pagar siempre en el transporte público, hablar algunos decibelios por encima de los de tu alrededor, no dejar propina...

Como se puede ver, lo de salir no lo
planifiqué. Voy muy abrigada
Aquí la gente bebe nonstop, y no es porque tengan más saque sino porque todas las bebidas están más aguadas. Para tu cuerpo es mucho mejor, para tu bolsillo es una estafa.

Otro factor muy interesante es que determinados estilos musicales de los que huía como la peste en Barcelona aquí te sorprendes cantando a pleno pulmón. ¿Me imaginais berreando "No es amooooooor... lo que tu sienteeeees... se llama obsesióóóóón..."? Pues ahora lo podéis visualizar. Y es que después de una o dos horas de música de negros, no sé si es que yo no siento el flow, pero el electro latino hasta se llega a agradecer. 

Los tillates te hacen toneladas de fotos sin que les persigas. Y
al día siguiente a las 9 de la mañana está todo colgado en internet.
Y es que en el norte puedes salir de fiesta, darlo todo, y volver a casa a las doce. Esta mañana me he despertado a las ocho y me siento totalmente descansada. Me he acordado mucho de mi hermano porque aquí podría haber bailado cuatro horas el "tacatá" y el "bara bara bere bere" sin tener que pedir demasiado a mis padres.

Conocí a mucha gente. Solo recuerdo el nombre de uno o dos.


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