viernes, 28 de marzo de 2014

Cultura oriental

Una cosa que me encanta hacer es leer blogs o artículos por internet de temas variados e ir saltando de una web a otra aprendiendo cosas bastante curiosas aunque puede que inútiles. Hace unos días leí sobre las suegras chinas y cómo pueden llegar a oponerse chantajeando emocionalmente, entrometiéndose en la relación y un largo etcétera.

Mi primer pensamiento fue: "Gracias a Dios no soy china".

Mi segundo pensamiento fue: "Gracias a Dios no soy china en la época de las concubinas. Podías vivir en un nido de vívoras"

Mi tercer pensamiento fue: "Mi cuñada debe tener influencias chinas"

Estos días han sido muy ajetreados porque ha sido la fiesta de graduación de Christoph y porque teníamos un funeral. Por este motivo han venido familiares y amigos de la familia desde el Tirol. Como no podía ser de otro modo, cada vez que paso estos ratos en familia con "la linda flor" (así la nombra mi madre) acabo de los nervios.

El miércoles por la noche llegó la familia. Los padres y un amigo iban a dormir en el piso donde estoy, y ella iba a dormir a casa de su tía. Como Christoph tenía un buen día no paraba de hacer el tonto conmigo y la señorita no lleva nada bien el no ser el centro de atención. Tras un par de miradas de asesina para advertirme, comenzó su drama particular echándose a llorar diciendo que está estresada por lo que tiene que estudiar. (Que lo hubiera pensado antes de pasarse el fin de semana mirando la tele). Pues nada, después de cenar a preparar una bolsa y largarnos a la otra punta de la ciudad. Sé que parezco neurótica, pero si hubiérais visto la sonrisa de satisfacción que me dedicó cuando estaba preparando el equipaje vosotros también la hubieseis querido matar.

No contenta con mandarme a Mordor, la cosa no queda ahí. De la recepción en la Universidad fuimos a un restaurante donde se apresuró a sentarse junto a su hermano. El padre le comentó que debería dejarme a mí sentarme a su lado, pero la muchacha debe haber visto muchos culebrones venezolanos porque le entró una pataleta y empezó a decir cosas del tipo "NO, hoy es un día importante y me voy a sentar yo a su lado". Y por si fuera poco, pretende que le planche la ropa.

Podría escribir una sección completa donde explicar nuestras peleas día sí, día también. O mejor dicho, sus desvaríos y mis pensamientos internos en los que me pregunto qué he hecho yo para merecerme ésto. Sin embargo no quiero que ésto se convierta en el blog de las lamentaciones, que bastante tiene mi madre con escucharme cada dos por tres como para que encima tenga que leer mis quejas.

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